lunes, 4 de octubre de 2010

Sábado 02/10/10 Planoles-Puigmal

Tal y como teníamos previsto, este primer sábado de Octubre ha sido el elegido para intentar llevar a cabo el ascenso al Puigmal. Un reto que los Coyotes Bikers teníamos pendiente después de que en Mayo no lográramos hacer por culpa de la importante cantidad de nieve que encontramos en el camino. Así pues a las 5:00 comenzamos a concentrarnos en nuestro cuartel general los diferentes miembros del grupo y alguno más, que no ha querido perderse este evento. La verdad sea dicha, todo un éxito de convocatoria. Hasta diecisiete bikers unidos con el mismo objetivo: llegar a la cumbre de 2910 m. de uno de los picos más emblemáticos de Catalunya: el Puigmal.

Comenzamos a cargar las bicicletas en la furgoneta de Toni (Tiralee). Una a una van entrando y colocándose las diferentes monturas, hasta que están todas colocadas. De momento somos quince, (Alfonso, Sergio, Raúl, Pablo, Jordi, Dani, Víctor, Edu, Rafa, Toni, Tote, David, Miguel, José y Rafa). Nos ponemos en camino y en el polígono de Canovelles recogemos a Natalio. Su compañero de trabajo y amigo, (y ahora ya nuestro también), Javier, el cual viene desde Castelldefels, nos esperará en Ribes de Fresser. En total diecisiete.

Llegamos a Planoles a las 7:00 siendo aún noche bien cerrada. Sin demora alguna empezamos a prepararnos: cuentakilómetros, GPS, bidones de bebidas isotónicas, barritas energéticas, geles para las pájaras, impermeables por si acaso, guantes, gafas, cascos, cámaras de todo tipo, etc…Cuando por fin decidimos emprender la marcha es justamente la hora prevista: son las 7:30.

Comenzamos a rodar cuando aún no ha acabado de amanecer. Nos encontramos a unos 1200 m. de altitud. Al contrario que en la otra ocasión, no tomamos el GR-11, sino la nacional C-17, por la cual seguimos hasta encontrar el cruce de una pequeña pista asfaltada que nos situará en Dorria cuando apenas son las 8:00.

Una vez en Dorria nos encontramos ya a unos 1500 m. de altitud. Aquí nos detenemos para hacernos algunas fotos de grupo y aprovechar para quitarnos alguna ropa de abrigo. Ya ha amanecido y observamos que si el tiempo no se tuerce, podremos disfrutar de un soleado y agradable día, ideal para intentar subir a un pico tan alto.

Una vez hemos hecho las fotos, continuamos bordeando el pueblo. Ahora nos encontramos otra vez sobre el GR-11 y pronto dejamos la pista asfaltada para comenzar a subir por un camino en bastante buen estado, aunque eso sí cada vez con más desnivel.

Vamos ganando altitud y llegamos a los bosques de Dorria. Ahora nuestro rodar transcurre entre abetos y un paisaje típico de montaña.

Al poco rato dejamos atrás los bosques y salimos a campo abierto, a una enorme pradera. La impresión es que no hay mucha pendiente pero entre el desnivel y la hierba que se agarra a las ruedas hacen que nuestro pedaleo sea lento y duro. Finalmente vamos llegando uno a uno hasta el Coll de la Creu de Meians. Deben de ser alrededor de las 9:00. Sabemos que llevamos mucho tiempo de adelanto con respecto a la otra ocasión y no queremos perderlo, por lo que apenas si paramos para descansar y alguna que otra foto.

Nos encontramos ya prácticamente a 2000 m. de altitud, por lo que aún nos quedaba un buen trecho que salvar. Lo primero que nos encontramos es con la primera pared del día. Una impresionante rampa que hace que todos tengamos que poner pie en el suelo. Además del desnivel, el estado del camino era muy pedregoso. Seguimos ascendiendo y cuando estamos a unos 2100 m. de altitud y sobre las 9:30 decidimos hacer una buena parada para almorzar, justo en el mismo lugar que la otra vez. Es aquí donde conocemos a otro biker: Mikel. Viene de Terrassa, aunque es de Donosti. Almorzamos juntos, charlamos un buen rato, recogimos sus consejos y nos hicimos unas fotos; también con él. Desde aquí un abrazo y gracias para Mikel.

Se acabó el tiempo del almuerzo y prácticamente sin demora retomamos la marcha y nos dirigimos al Coll de Sant Salvador, (2191 m. de altitud), a donde llegamos después de afrontar la segunda rampa fuerte del día. Al igual que la anterior, pasamos por un camino pedregoso y empinado, el cual nos lleva a otra rampa de hierba con unos impresionantes surcos donde no cabe la rueda, no, cabe la bicicleta entera.

Después de salvar el Coll de Sant Salvador llegamos al Pla de l’Ovella Morta y el camino, por suerte se suaviza. En este punto debemos pasar a territorio francés, así que traspasamos la frontera y seguimos rodando por las tierras galas. Llegamos al Pla de les Salines, al Pla de Castelló y al Pla de Gorrablanc. A pesar de sus nombres no están planos, ni muchísimo menos, pero sí es una subida que se va dejando hacer, a pesar de que en algunos tramos el camino es muy pedregoso. Nos encontramos ya a 2400 m. de altitud y la vegetación prácticamente ha desaparecido por completo.

Casi sin darnos cuenta llegamos por fin al Pas dels Lladres, justamente donde la última vez tuvimos que poner fin a nuestras expectativas de llegar a la cima. Hoy la cosa era bien diferente. El horario nos acompañaba y no había rastro de nieve por ningún lugar. Así que una vez reagrupados pusimos rumbo a lo desconocido.

Continuamos subiendo y el camino ahora se hace pesado e interminable. Algunos de nosotros vamos ya seriamente bajos de fuerzas y tocados muscularmente. Aún así el saber que estamos tan cerca y alguna que otra barrita, nos ayuda a seguir. Llegamos por fin a la Tossa del Pas dels Lladres a unos 2650 m., donde nos encontramos el telesilla de las instalaciones de esquí. De esquiadores ni rastro, por suerte. Aquí volvemos a encontrarnos con Mikel que ya vuelve. Nos dice que nos queda poco, pero que lo de subir con las bicis hasta arriba será complicado. Al llegar al Coll de les Clotxes debemos tomar una determinación. Algunos de nosotros insisten en llevar las bicis hasta arriba, otros en subir solo andando. Finalmente David se ofrece para quedarse vigilando las monturas y así el que quiera puede subir andando, que a estas alturas de salida no es poco.

Así pues comenzamos la última etapa de esta salida que es coronar por fin el Puigmal. Delante nuestro una impresionante pared de 300 m. de altura donde se dibuja un estrecho y pedregoso sendero que nos debe llevar hasta la cumbre. Además cuatro de nosotros (Víctor, Pablo, Miguel y Raúl) han decidido subir con las bicicletas. Aún nos parece mentira como se puede subir por ese sendero tirando además de la bici. Nuestro caminar ahora es lento pero con la alegría de sabernos cerca de nuestro objetivo.

Y al final, como siempre, todo esfuerzo tiene su recompensa y este grupo de amigos bikers logramos lo que nos propusimos hace cuatro meses: coronar uno de los picos más emblemáticos de Catalunya, coronar el Puigmal de 2910 m. de altura. El cansancio desapareció por momentos y los dolores musculares se desvanecieron cuando a las 13:50 aproximadamente hacíamos una piña alrededor de la Cruz. Por supuesto, dejamos nuestras firmas en el libro, y colocamos una senyera con nuestro escudo. Lo habíamos logrado, y ahora tocaba volver.

Comenzamos el camino de vuelta aproximadamente a las 14:10. La mayoría de nosotros a pie. Algunos a ratos en sus bicis, a ratos a pie. Por suerte no hubo caídas fuertes que lamentar.

Al cabo de media hora, volvíamos a encontrarnos en el Coll de les Clotxes y a nuestro amigo David (el vigilante). Estaban todas las bicis, a pesar de la siesta que reconoce él mismo que echó.

El descenso fue rápido, a pesar de que a algunos de nosotros empezó a aparecerles rampas y tirones musculares. Una vez nos encontramos nuevamente en el Pas dels Lladres, no nos fue difícil dar con el sendero que comenzaba la vertiginosa bajada por el sendero de la tartera de la Serra de la Vaquerissa. Los puestos en descensos disfrutaron con la bajada de tierra. Cuando llegamos al final del sendero, comenzó la parte más complicada. Una bajada por la hierba y piedras, pegados a una valla metálica para el ganado.

Por fin llegamos al Collet de les Barraques y cogimos la pista asfaltada que en rápido descenso y a gran velocidad nos llevó nuevamente hasta el parking de Planoles, donde habíamos dejado los vehículos.

Lo habíamos logrado. Ahora quedaba el último repecho y la parte más dura. Una impresionante comilona en un restaurante de Ventolà donde pudimos descansar, reponer fuerzas y sobretodo comentar todo lo acontecido durante la jornada. Habíamos recorrido 46,07 kilómetros. Habíamos acumulado 1992 m de desnivel de subida y 1955 m de bajada. Y ya estábamos pensando en que hacer la próxima semana. A todos, felicidades coyotes.

Los tracks de esta ruta los puedes encontrar en:

http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=1215103

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